octubre 07, 2011

Mi tregua (basada en la tregua de Benedetti)


 Le conocí, me pareció distinto, en principio no note su atractivo, gustaba de sus conversaciones, su  talento para las relaciones publicas, talento que reconocí de inmediato, pero tarde en entender que quien sobresale en algo tiene absoluta carencia de lo contrario. Su apasionado hablar fue  creando situaciones en mi mente, que hasta ese entonces desconocía,  yo carecía de tiempo para las relaciones y no tenía intención de tener una. Notaba que él no presentaba ni el mas mínimo interés en mi, y eso me acomodaba, Me llamaba por mi nombre; Avellaneda, sin diminutivos, como el resto de las personas; tenía mi atención. Nunca me mintió, estableció las reglas y rayo la cancha. ¿Qué cómo llegamos a estar juntos? Por su directa franqueza y su capacidad de quebrar esquemas, ¿te quieres acostar conmigo?, me pregunto, primero me sorprendí, luego me ofendí me cuestione sobre qué razón o comportamiento mío dio pie, para una pregunta, de ese tenor,  sin rodeos. Con todo, y sin razones  dije que sí. A mí no se me había ocurrido, ni siquiera lo deseaba, pero era un momento de mi vida, en que hacer algo tan extraño como eso era lo más parecido a un suicidio, o a un auto castigo, atribuido a algo que me sucedió mucho tiempo atrás, algo que para mí fue castigo divino, esta era mi revancha, ahora era yo quien me castigaba.    Nunca supo por que acepte, ni le interesó preguntar. Hecho.  Las condiciones estaban dadas. Coordinamos y listo.  Le pedí que apagara la luz, seguro creyó que era vergüenza, en realidad no quería que notara que lloraba. Nada del otro mundo, terminamos conversando y hasta me hizo reír.  La situación se repitió en distintas ocasiones, sin muchas preguntas y si las había, no existían las respuestas. El ser humano necesita amar aunque se niegue, aunque lo niegue. Y yo me enamore, me enamore de él y  de todo ese dolor que le rodeaba.
El es un fanático de la equidistancia, no quiero perjudicarla,-pensaba,- ni perjudicarme (primera equidistancia) no quiero que nuestro vinculo arrastre consigo la absurda situación de un noviazgo tirado a  matrimonio (segunda equidistancia) no quiero que vayamos rodando y tampoco que formemos un hogar con mayúscula. (Tercera y última equidistancia).
Creo haberle conocido,  creo que le falta conocerse, tiene tanto potencial y  aun no se ha dado cuanta.  Me dejo,  de la misma manera que llego, y lo que yo pensara de eso no sería jamás materia de discusión, ni cuestionamientos.  
Le he visto en otras ocasiones, ha sido muy raro ya que tengo certeza que nunca sintió nada por mí, el en cambio sabe que yo le llegue a amar, solo que no sabe lo que eso significa en alguien como yo.  Hace un año atrás nos encontramos, me gusto de nuevo, hicimos lo de siempre pero esta vez algo cambio. Me arrepentí, de estar con él, seguro que el también, desconozco sus razones, no me las dijo, esta vez yo no pregunte, las razones de tuve para estar con él, en un principio. Fueron las mismas  que me convencieron de que  no existirá otra ocasión, vacio, y silencio, fue todo lo que sentí. Una tremenda falta de voluntad de su parte y por sobretodo, ningún sentimiento.  De él me gustaba que fuese tan hombre, pero los hombres son jugados, los hombres aman, los hombres odian, pero él. Simplemente no siente nada. Y a mí me gustan los hombres...  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

>

<$BlogItemCommentCount$> comments